LA VOZ DE LOS 80'S / LOS PRISIONEROS

Viajemos al año 1984. Fue bisiesto y los Chicago Bulls fichan a un tal Michael Jordan desde el draft, Niki Lauda se consagraba campeón de la Formula Uno mientras que el escrito y físico argentino Ernesto Sabato se llevaba el Cervantes para su casa. Las radios se rendían ante Michael Jackson, y Michel Platini comandaba a la selección de Francia que levantaría la Eurocopa de ese año. El mundo giraba con una supuesta "normalidad".
Pero vamos al Chile de 1984, que en ese entonces seguía bajo el mando del dictador Augusto Pinochet, quien en Febrero de ese año fue recibido con pifias e insultos en la ciudad de Punta Arenas. Dicho evento, conocido como el "Puntarenazo", dejó un saldo de 16 detenidos y una amenaza a todos los canales de televisión de no pasar aquellas imágenes que habían sido grabadas por la TV local. Ese 1984 fue un año de disturbios sociales, donde se volvió a declarar el estado de emergencia en todo el país. En Septiembre, hubo una doble jornada de protestas a nivel nacional, dejando 10 personas muertas y centenares de heridos. Uno de los que perdió la vida fue el sacerdote francés André Jarlan, quien fue asesinado por la policía en la población La Victoria, en Santiago.
Chile, finalmente, quedaba bajo un estado de sitio.
Pero en un barrio de Santiago, tres jóvenes de clase media, ensayaban un puñado de canciones. Caminaban bajo la neblina de las noches de toque de queda con varios vinilos bajo el brazo y con un cuaderno donde escribían sus canciones que estaban muy marcadas por su diario vivir. Eran Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia, quienes bautizaron a su banda como Los Prisioneros por una canción de The Clash, una de sus bandas favoritas.
No eran grandes músicos, no tenían los mejores instrumentos ni amplificadores, pero lo que le sobraba era talento y ganas de decir lo que muchos no podían decir, de ser la voz de muchos jovenes que ya querian un nuevo futuro para sus vidas, y que no querían seguir en una Dictadura que tenía a un país navegando en una economía desastrosa y donde la violencia era el pan de cada día.
El 13 de Diciembre de 1984 salía a la venta su disco debut, bajo un valiente y futurista titulo: La Voz de los 80's. Y, créanme, no se equivocaron...


 Todo disco debut debe empezar con un factor sorpresa, y en este cassette ese juego bajo, guitarra y batería con tintes punk marcan altiro la cancha de que se viene un disco brutal. "Algo grande esta naciendo, en la década de los Ochentas..." es la primera línea de la canción que le da el nombre al disco. Se trata de una bomba punk, media Clash con juegos de Devo,  que contiene un discurso de tirar a la basura toda la mentalidad "hippie" que dejaron los jóvenes de los 70's, argumentando que este mundo necesita "sangre latina" y que en "plena edad del plástico seremos fuerza y seremos cambio" deja en claro que la tarea de los jóvenes es empezar a creer que todo puede ser distinto, a pesar de la dictadura y los muros mentales.
La segunda pista es una canción que tiene un sonido marcado nuevamente por los Clash, su titulo es "Brigada de Negro" y es una critica ácida a esa juventud de chaqueta de cuero que solo vive en la burbuja de las fiestas, beber en exceso, fumar sus cigarros y "pescarse una chiquilla". Ese discurso iba directamente a esa juventud que solo prefería lo plástico, que vivía algo perdida y sin ideales propios cuyo único fin era (y es) pasarla bien y lo que ocurra a su alrededor simplemente no les importaba. Ojo con esas guitarras y con un Jorge González que a manifestado que imitó la manera de cantar de Miguel Bosé.
La tercera canción tiene un aire al Sandinista, uno de los discos favoritos de González mezclado con el cantautor chileno Florcita Motuda, una especie de Zappa chileno que en los 80's hacía escuela. Una introducción de batería (con una caja con sabor a "cumbia") nos avisa que esta empezando "Latinoamerica es un pueblo al sur de Estados Unidos". La letra es una critica a esos países del "Primer Mundo" que solo miran al pueblo latinoamericano como el patio trasero de la nación hoy liderada por Trump. Jorge González fue quien escribió esta irónica letra que hizo de Los Prisioneros una banda que ya no hablaba solo de los problemas en Chile, sino que también se daban cuenta que vivíamos aislados como continente y que en el norte de América nos trataban como unos sucios delincuentes, nos metían a la fuerza sus modas, sus falsas culturas y se reían de "nuestros imbéciles dictadores", que estaban financiados por las arcas del Tio Caimán.

Luego de ese ataque de buenas letras con sentido social, aparece una canción de amor pero al estilo Prisioneros. Según cuentan en varias entrevistas, en su barrio había una niña que tenia "babosos" a todos los jóvenes que habitaban ahí. Esa niña, cuyo nombre era Evelyn, tambien tocó el corazón del rebelde Jorge González. Es por ello que le escribió esta canción llamada "Eve-Evelyn", donde saca todo su "Camilo Sesto" y "Salvatore Adamo" que llevaba dentro y se sincera ante la belleza de esa muchacha. Esta canción, que tiene cierta inspiración musical en "Maniac" de Michael Sembello, es una de las mas "flojitas" del disco, pero tiene un detalle importante: El uso de teclados y sintetizadores dentro de su grabación, lo que posteriormente marcaria el estilo musical de estos tres jovenes de San Miguel.
Y para darle fin al lado A, la banda termina con una canción, a ritmo de ska,  cuyo titulo era "Sexo" y creo que ya  sabían que se ganaban una buena censura de parte de los medios en esos días con tan solo presentarla. Esta canción es una critica burlona a esas personas que cuando le hablaban sobre sexo se escondían tras sus deberes conservadores, en especial los del lado Opus Dei, pero que a escondidas eran clientes fáciles de comprar pornografía y comportarse como un animal en celo. Gonzalez grita que "la virginidad es una cosa medieval" plantando un puñetazo letal a esos conservadores de medio pelo. Sin lugar a dudas, una de las canciones clásicas de esta banda chilena.
Es momento de pararnos de nuestros tronos y dar vuelta nuestro cassette blanco, porque vienen mas sorpresas.
 
 


Comienza el lado B y la dupla Tapia-Gonzalez nos entrega una canción llamada "¿Quien Mató a Marilyn?" Una canción, en clave New Wave, dedicada a la figura de Marilyn Monroe y su enigmática muerte que fue tema para una de las canciones mas recordadas de Los Prisioneros. Miguel Tapia, sentado en su batería roja,  nos señala varias pistas de quien fue el culpable de la muerte de esa bella mujer. Le echa la culpa al Ratón Mickey, a los Sadinistas, a un alpinista, a la televisión y hasta a uno de sus amigos de barrio llamado Rodrigo Beltrán. El lado B empezó a todo ritmo!!!.
Un simple juego de acordes de guitarra electrica nos trae una de las canciones mas bellas de este disco. Nos referimos a "Paramar", que es una balada roquera, al estilo Rick Springfield (si señores, el de Jessie's Girl), que hasta hoy en día muchos solitarios cantan a viva voz en sus frías habitaciones o alguna banda de bar, en sus primeras tocatas, la tiene en su tracklist. La letra sobre un joven que sueña con tener una pareja pero siempre cae en los mismo juegos de amor, donde es poco honesto ante las mujeres y siempre termina perdiendo. Por eso la letra nos dice que hay que evitar soñar, que no debemos ser estúpidos para ser felices y no crearse una falsa identidad sino que es mejor mostrarse tal como hemos salido de la fábrica (?). Una canción que ya tiene chapa de clásica para el rock sudamericano.
Tras el "yo no sirvo para amar" de la ya citada canción aparece un solo de bajo que va a liderar una de las joyas de este disco y una de las canciones mas potentes de esta banda, y ojo, en plena dictadura militar. Aparece en escena un reggea al mas puro estilo The Specials llamada "No Necesitamos Banderas". Una canción dedicada a Latinoamérica y todos los abusos que le han hecho sus "dictadores" y los colonizadores de antaño. La canción en su furiosa letra nos pide que no necesitamos ni banderas ni fronteras, sino que todos podemos ser un solo pueblo para vivir en paz y sin miedo a lo que venga de los países que mandan el mundo. Con canciones como esta, Los Prisioneros dejaban en claro que eran una banda valiente y sin miedo a nada, ya que pocos se atrevían a cantar un discurso como este en época de Dictadura, ya que estaba prohibido hacer pensar. No habían metáforas poéticas, no estaban cantando desde el exilio ni eran parte de los apellidos de la Elite de izquierda. Los Prisioneros cantaron este "temazo" donde "las papas queman" siendo este su manifiesto como banda. Aun recuerdo leer en la revista La Bicicleta una crónica sobre una actuación de la banda en un recinto de Santiago donde se resaltaba el poder de esta canción frente al público y como Jorge González simplemente la presentaba con un "no se si ustedes, pero nosotros no necesitamos banderas".
Despues de escuchar ese fantástico discurso a ritmo de Reggea, aparece en la cinta una canción cuya temática es muy llamativa para esa época. Me refiero a la televisión y sus estereotipos. En esa época todos querían ser Rambos , y así volver locas a las mujeres que querían tener a su lado un "macho" musculoso, bien peinado y ojalá rubio. Para esas niñas que tenian en su mente un video-tape, Los Prisioneros le dedicaban la pegajosa letra de "Mentalidad Televisiva". Una canción cuyo coro se parece a esas viejas canciones de The Beatles, y que iba también para esos "bichos raros" que no eran del gusto de esta féminas que vivían pegadas a los programas de televisión y soñaban con que un príncipe azul "Made in Disney" la fueran a buscar a las puertas de su hogar. La canción le hace honor a esa estúpida realidad ochentera influenciada por las series y las películas. Ojo con el solo de guitarra de Claudio Narea.
 
Llegamos a la ultima pieza de este excelente disco, altamente recomendable para quien quiera escuchar buena musica con sentido social. Un desafinado solo de guitarra da el puntazo inicial a la punzante letra de "Nunca Quedas Mal con Nadie", que es una critica abierta a todos esos artistas de "quena y charango" que se las daban de rebeldes con canciones llenas de poesía y mensajes en metáforas que solo los intelectuales podrían entender. Generalmente esos rebeldes eran de apellidos Piñera, Gatti o Scaramelli que hablaban y actuaban como pobres cuando habían nacido en una cuna de oro y simplemente eran hippies acomodados que aparecían en la TV,  y que supuestamente cantaban canciones de protesta, pero sin mojarse. Solo mensajes al aire de paz, amor y solidaridad cuando afuera Chile estaba en llamas y pidiendo el fin a una dictadura que tenía sangre en las manos.
Finaliza esta rabiosa canción, y también se da por finalizado este magnífico disco, que ya es parte de la vida de muchos chilenos y latinoamericanos. Y que marcó un antes y un después en el rock chileno.
Así llegamos al final de este viaje, así que a sintonizar el sonido y darse cuenta que estamos vivos!!!
 
 

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